Los alumnos de Grachu!!!

Los alumnos de la Seño Grachu

                 He decidido abrir una nueva página, especialmente para los alumnos de Grachu. De todo el colegio sus alumnos son los más entusiastas en lo que se refiere a la escritura en el blog!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Felicitaciones chicos!!!!!!!!!!!!
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Los apoyo 100%!!!!!!!!!!!!!
Ahora subo sus caras, más tarde sus nombres y sus obras!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ahora sí, los nombres de los escritores:  Antonella Rodríguez, Marianella Sandoval, Tomás Suarez Araujo, Martina Mercado, Martina D´Amore. Muchas gracias!!!!

Los chicos le inventaron posibles finales a este cuento tan lindo. Lean y disfruten la imaginación de los chicos!! Grachu

El quirquincho que quería ser músico
Quirquincho viejo, nacido en un arenal de Oruro, acostumbraba pasarse horas de horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente. El animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en las noches de lluvia! Los pequeños ojos se le ponían húmedos de emoción y se acercaba, arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.
-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho, mientras las escuchaba extasiado.
Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien, se burlaban de él.
-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro canto, porque eres muy tonto.
El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras. El sólo se deleitaba con la armonía de la voz y no comprendía el insulto que ella encerraba.
Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando en una jaula que conducía un hombre. ¡Qué deliciosos sonidos! Sin que el jaulero se diera cuenta, lo siguió, arrastrándose por la arena, durante leguas y leguas.
Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar a los divinos prisioneros que revoloteaban en las jaulas.
-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto interrumpido.
-¡Chist... Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras las jaulas. Ahora pensará aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...
El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras el hombre de las jaulas, hasta que las patitas se le iban acabando, de tanto rasparlas en la arena.
-Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van! Allí se quedó Ya era de noche cuando regresaba a su casa. Y al pasar cerca de la choza de Sebastián Mamani, el hechicero, tuvo la idea de visitarlo, para hacerle un extraño pedido.

-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.
-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que pagar la enseñanza... con tu vida.
-Acepto todo, pero enséñame a cantar.
-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.
-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?
-Así es.
Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.
-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...
-¡Canta mejor que nosotras!...
-¡Y mejor que los pájaros!...
-¡Y mejor que los grillos!...
-¡Es el mejor del mundo!...
Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se desgranaba en sonidos musicales. Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo gran artista, había dado la vida por poder cantar.



Final inventado por Martina D´Amore y Martina Mercado 3ro. A (Grachu)
EL QUIRQUINCHO QUE QUERIA TOCAR EL CLARINETE

Hoy recibí la visita de un quirquincho. Tenía un pedido muy particular para hacerme. Me pidió que lo ayudara a tocar el clarinete. Yo le dije que lo ayudaría pero que si no llegaba a las siete en punto, me iría  al campo y entonces no habría trato.
-          ¡Bueno! - Contestó contento.
Y antes de que se fuera le advertí:
-          Si no llegás a tiempo no habrá trato.
Al día siguiente lo esperé y mirando el reloj me dije…
-          No, ya son las siete, no llegó. Y me fui al campo sin esperar ni un minuto al quirquincho.
-          ¡Oh no, ya se fue! Se lamentó cuando vio que no lo había esperado.
 El quirquincho quedó desalentado por un tiempo. Hasta que pasó por ahí una señora muy sabia y le dijo:
-           ¿Tú quieres aprender a tocar el clarinete?
-         Sí. Dijo el quirquincho.  
-         Entonces  ven conmigo. Dijo la señora y con paciencia le enseñó a soplar lindas notas musicales.
Desde ese día, fue feliz, tocaba el clarinete como nadie.

                                                                FIN

Final de Marianella  Sandoval
La visita de un quirquincho

Hoy recibí la visita de un quirquincho. Tenía un pedido muy particular para hacerme. El quería tocar el arpa.
Sebastián Mamani le hizo un arpa con ramas.  Pero como el quirquincho no sabía tocar, decidió enseñarle porque él entendía el idioma de los animales. El quirquincho le dijo:
-          ¡Gracias por enseñarme! Ahora les voy a decir a mis amigos que sé tocar el arpa.
Finalmente el quirquincho tocó el arpa frente a sus amigos. La lagartija le pidió perdón por haberle dicho antes que iba a tocar el arpa cuando las lagartijas volasen.

Saludos
Marianella