Yo te voy a contar la historia del papá de Simón, pasó de verdad, pero no te asustes.
Me la contó un amigo, dice que le pasó a otro amigo, bueno al papá.
Jorge tenía pelo lacio y rubio, todos los días se ponía un perfume con olor a lavanda, un olor fuerte pero dulce, Jorge se esforzaba mucho en el trabajo, vivía en Salta capital, cerca del monumento a Güemes, con vista al cerro San Bernardo, era escritor, un escritor serio y reconocido por todos, en su Salta natal y más allá.
Pero necesitaba algún lugar especial para inspirarse y escribir cada uno de sus cuentos. Por eso, un día de verano, en el que hacía un calor insoportable, eligió ir a un departamento en la otra punta de la ciudad para escribir durante una semana.
Él lo intentó, pero en ese edificio, pasaban muchas cosas raras: se apagaba la luz sola, se cerraba la puerta sola haciendo un ruido leve, un niiiiiii agudo y chillón, veía personas tirándose de la ventana gritando que no podían escribir y cuando miraba hacia afuera no veía nada.
Cuando Jorge se fue de ese lugar extremadamente extraño contó todo lo que le había sucedido desde el momento en el que había entrado hasta que había salido de ese departamento. No podía creer haberlo logrado. Lo había elegido sabiendo que de allí nunca había salido nadie con vida. Se murmuraba que estaba como hechizado. Dijo cuando salió al que quisiera escuchar que había sido una buena experiencia, pero que nunca la volvería a hacer.
Cuando volvió a su casa, su hijo Simón, el amigo de mi amigo, le notó algo raro: el pelo de su padre se había vuelto totalmente blanco, hacía un gesto raro con la boca y tenía la mirada fija, seguía escribiendo libros pero muy distintos a los anteriores, no reconocía ni a sus mejores amigos, su perro le ladraba cada vez que llegaba, sólo recordaba a su familia y algunos momentos muy puntuales de su pasado, a Simón cuando estaba distraído lo llamaba Ramón; era todo muy EXTRAÑO.
Entonces Simón le preguntó donde había estado en aquella semana de la que había vuelto tan raro. El padre nunca le contestaba, le cambiaba de tema. Fueron pasando los años y el padre no hablaba de su experiencia, hasta que un día Simón no le preguntó más, porque se dijo:
-Si él no me contesta para que le voy a seguir insistiendo, no conseguiré que hable.
Cuando Simón cumplió 15 años empezó a investigar, porque a él obviamente, le daba mucha intriga el brusco cambio de su padre después de aquella semana en la que había vuelto siendo otro.
La verdad de su papá, de Jorge, el conocido escritor, era terrible: ni siquiera había aguantado un día en aquel lugar. Su cuerpo estaba seco en un ropero del cuarto principal, sin perfume a lavanda, pero su pelo rubio y lacio lo delataba.
Simón supo por qué a su casa, había vuelto otro...
Valentina Learreta 6to
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