martes, 11 de octubre de 2011

Taller literario en el bosque
                     Un día todo el taller literario (Paz, Josefina, Carla, Sol, Victoria, Julieta, Monserrat y Lucila) fuimos de excursión en tren. Primero tomamos la merienda, jugamos poli ladron hasta que tuvimos que volver al Jesús María. Cuando llegamos. Entonces fuimos a la estación. Por los parlantes decían que se habían cancelado los trenes a Bella Vista. Por suerte nos dieron una carpa y ocho bolsas de dormir, también comida. Dormimos todas, me nos Victoria que nos despertaba de a una diciéndonos que escuchaba ruidos extraños. En realidad que escuchaba voces de chita. Cuando amaneció salimos de la carpa y…estábamos en el medio de un bosque!!¡Alguien nos había cambiado de lugar!! ¿O era imaginación?
                     Le preguntamos a Vicky si había sentido movimientos en la noche y dijo que había visto un Chita, un felino mucho más grande que un gato, mucho más peligroso que un gato, mucho más… bueno, comiendo un conejo silvestre. Por eso había estado asustada todo el tiempo.
                     Todas nos asustamos…no era para menos! ¡Había un chita en el bosque!!!  Tan aterradas estábamos que cuando se asomó un inspector ferroviario con linterna en mano a avisarnos que el tren estaba arreglado, nos imaginamos que era un caníbal con un cuchillo!!
                    Fue un gran alivio. Pensamos que el chita también era imaginación de Vicky. Camino a la estación sentimos que algo nos acompañaba como una sombra en las sombras, pero no veíamos nada.
Vicky gritaba. Todas le pedíamos que se callara.
-          ¡No pasa nada!¿ No ves que no pasa nada!? Le dijo Julieta con impaciencia.
-          Julieta tiene razón, es pura imaginación- Dijo Lucila no muy convencida.
-          ¡Qué miedosas! Jaajajajajaj, se burlaron Monserrat  y Sol.
           Yo no dije nada. El camino a la estación era demasiado largo y oscuro. La linterna nos acompañaba.
-          ¿Vieron chicas, no pasa nada? Dijo Paz. Justo en ese momento desde la oscuridad apareció el chita . Pegó un salto y empezó a gruñir cerrándoles el paso.
Todas gritamos, gritamos malllllllll.
                    El guarda que nos acompañaba se puso a reír. Sabía que el chita, el feroz animal que nos acechaba era sólo un chita domesticado que hacía tiempo estaba abandonado en el bosque y que era inofensivo. El chita vive en la Sabana africana, nos explicó. 
                  Yo le puse de nombre Zara, le pedí si la podíamos llevar. El hombre dijo que sí. Ahora es nuestra mascota del taller del Jesús María!

Chicos...¿Me creen???

Josefina Mares 5to

1 comentario:

  1. noo!!!!! no te creo que mal sos muy mentirosa pero como llegamos al bosque???

    mon.:b

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